Verdad, perdón y reconciliación: algunas lecciones de Sudáfrica para Colombia

En una entrevista con la Agencia Anadolu el reconocido juez habló sobre las enseñanzas de  la Comisión de la Verdad de Sudáfrica y los retos que deberá enfrentar Colombia para lograr un verdadero perdón y reconciliación colectiva.

Juancho Torres – AA

Originalmente publicado para la Agencia Anadolu

Replicado en El Nuevo Siglo, Kien y Ke

El día del funeral de su hermana mayor, quien murió en un accidente automovilístico, Edwin Cameron recuerda haber visto a su padre llegando tarde acompañado de dos policías que lo obligaron a sentarse en la última banca de la iglesia. Entonces tenía nueve años y creía que su papá iba a una clínica rehabilitación para superar su alcoholismo, pero lo cierto era que estaba en la cárcel por robar carros. Ese vívido encuentro con la ley impulsó su decisión de estudiar derecho y lo llevó a convertirse en uno de los jueces más importante de Sudáfrica. 

Cameron es reconocido por ser un activista comprometido con los derechos humanos y la justicia social durante el régimen del Apartheid, el sistema político de segregación racial que funcionó de 1948 a 1992 en Sudáfrica. Durante esta época, defendió a miembros del ANC (Congreso Nacional Africano), la organización política que se opuso al sistema de segregación, y promovió la igualdad de derechos para las personas homosexuales.

Durante los años ochenta, en el punto más álgido de la violencia, Cameron trabajó con activistas y académicos para encontrar en los marcos legales las bases para el desmonte del Apartheid. En los noventas participó en los diferentes sistemas de justicia transicional que construyeron la democracia en el país, como la Comisión de la Verdad y Reconciliación y la redacción de la actual Constitución de Sudáfrica.

Por eso ocupó altos cargos como juez de la Corte Suprema de Apelaciones, de la Corte Suprema Justicia y de la Corte Constitucional. Su llegada a esta última, en 2008, fue una noticia trascendental en el país por ser una figura pública de alto perfil abiertamente gay que había manifestado su condición de VIH positivo. Decidió hacerlo público luego del asesinato de la activista Gugu Dlamini, quien fue apedreada por una pandilla de jóvenes luego de revelar en una emisora radial que tenía el virus.

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Lapü, la película colombiana que retrata el significado de los sueños para los wayúu

Entrevista con Juan Pablo Polanco y César Alejandro Jaimes, directores de Lapü, la película que expone el ritual de una exhumación dentro de la comunidad indígena wayúu en la Guajira colombiana.

Originalmente publicado para la Agencia Anadolu

Replicado en El Espectador, Revista Arcadia, El Nuevo Siglo, Hoy diario del Magdalena.

La primera noche tuvo un sueño pesado. Sintió que muchas personas caminaban a su alrededor mientras dormía en la ranchería, como se denomina el conjunto de viviendas un clan familiar wayúu. En la ciudad habría pensado que era una simple pesadilla y la habría olvidado en un par de horas, pero estaba en la Guajira, donde la línea entre lo real y lo onírico es difusa.

Al otro día, César Alejandro Jaimes se despertó y les preguntó a los indígenas acerca de su sueño. Ellos le dijeron que eran espíritus que habían venido a ver a las personas recién llegadas a la ranchería: “Allá es muy frecuente despertarse y contarse los sueños por la mañana. Lo que uno sueña tiene una relación directa con el mundo material y cotidiano”, asegura Juan Pablo Polanco, quien junto con César dirigió la película Lapü.

«Lapü» significa «sueño» en wayuunaiki, el idioma de los wayúu, y precisamente narra una historia que se mueve en la liminalidad del mundo material y onírico. Doris, una joven wayúu, sueña con su prima muerta. Su abuela interpreta el sueño como un llamado para que ella y su prima se acerquen de manera espiritual por medio de un ritual llamado segundo entierro, que consiste en exhumar los restos del difunto y trasladarlos a otro lugar.

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